
Un buen diagnóstico inicial aumenta las posibilidades de consecución de los objetivos. Cuando hablamos de un partido político como es el Popular, una organización viva en continuo desarrollo, estas evaluaciones se deben realizar constántemente para no perder el rumbo y hay que estar siempre alerta a cualquier indicio que nos advierta de posibles desviaciones de la meta.
Para nuestro viaje, los populares hemos llenado las alforjas con libertad, paz, dignidad, respeto y unidad, valores con los que cualquier aventura tiene que resultar triunfante. Con ese equipaje queremos cumplir también con un requisito imprescindible, viajar con el ciudadano, y debemos esforzarnos continuamente por cumplir sus expectativas.
Dicho esto, y advirtiendo que navegamos hoy por aguas bravas, el grado de atención a los indicios debe ser máximo.
A mí el subconsciente ya me venía avisando de algo, son muchos años viajando, pero mi sismógrafo también recoge ya ciertos temblores a los que tendremos que prestar atención si no queremos que arruinen nuestra excursión.
El principal temblor merece mucho respeto. Lleva muchos meses mostrando un nivel de actividad magmática muy preocupante. Es la crisis de la democracia en beneficio de la netocracia. Los medios de comunicación acaparan el poder y el hombre de la calle no recibe más mensajes que los que ellos le fabrican. El cuarto poder tiene en nuestros días establecida una maraña sobre los otros tres que les impiden conectar con el ciudadano. El análisis del artículo del enlace se termina fijando en el caso argentino, pero leyéndolo detenidamente podemos extrapolar, cuando no directamente identificar, muchas características que se presentan tal cual en España. Y el ciudadano reacciona a lo que le rodea con la información que le presentan los medios.
Hace dos semanas publicaba Féliz Ortiz sus fantasías políticas en el Adelantado de Segovia. Su subconsciente también le está lanzando señales desde hace tiempo y finalmente le ha llevado a soñar con profusión. Este segundo movimiento que detecta el sismógrafo está todavía muy cerca de la superficie, pero el peligro puede venir si el epicentro se llega a localizar en las profundidades. Entonces las olas serán enormes y más de uno puede zozobrar. Si el ciudadano no reconoce lo que llevamos en la bodega por nuestra forma de navegar, puede que busque otra con las que se sienta más identificado. En otras palabras: si el centro político no se siente representado por el PP, y menos por el PSOE, puede terminar construyendo otro barco. Y ojo, que no sería una patera.
Lo importante para un partido político es su imagen. Con mil matices y componentes, bien, pero con una palabra se resume todo: imagen. Si en la construcción de esta imagen no jugamos bien nuestras cartas y sabemos leer la partida, nos pueden desplumar sin enterarnos. De nada sirve que todos nos sintamos cojonudos, con perdón, y que las cohortes de nuestros líderes les agasajen hasta impedirles el contacto con la realidad, porque los votantes están ahí fuera mirando. Nos miran, leen los periódico, escuchan la radio y, sobre todo, ven mucha televisión. Y parece que el mensaje que reciben de todo este conjunto nos está señalando un posible cambio en las expectativas de un amplio sector de la población que deberemos atender.
Conclusión: navegar así es muy difícil, debemos revisar continuamente nuestra carga de valores, confirmar que siguen ahí, como estoy seguro, y buscar la mejor forma de que los españoles la conozcan. La mala gestión de los medios de comunicación puede interpretarse como la posible pérdida de alguna maleta y esto nos podría dejar en tierra.
Buen viaje.