lunes, 30 de julio de 2007

Las mafias asesinas extremistas de España

Presumimos de ser un país avanzado y demócrata. De ser una civilización educada en valores que proponen la igualdad entre sexos, razas, credos o ideas políticas. Mezclamos nuestras culturas desde hace siglos, creando una aleación propia, fruto de esa fusión, que nos define como españoles. Como aleación, tenemos multitud de propiedades, que varían ligeramente según seamos de una región u otra, en forma de variedad de culturas y costumbres. De la misma manera, nuestro paisaje cambia y tenemos bosques, llanuras, desiertos, ríos, huertas, campos, etc. Todo ello conforma una hermosa piel que cubre la masa peninsular, dándole el aspecto tan hermoso que conocemos.

En medio de este paraíso, en el cual me ha tocado vivir, encontramos situaciones tan especiales, como fantásticas; término que uso no en el sentido que le daría Walt Disney, si no más bien en el que usaría Edgar Allan Poe, por terroríficas.

Hablo de la situación de terror y violencia de esas localidades vascas aisladas entre montañas, unas cuantas de las cuales ahora se manifiestan -como si de Belcebú se tratara- en contra del trazado del AVE que les ha de cruzar y que les ha de hacer la vida más sencilla y fácil. Con un comportamiento típico de un neandertal, los cuales hacían la cópula con sus parejas señalándoles el deseo mediante un gesto de las manos (quizá unido a un gruñido) y éstas se prestaban indiferentes al acto sexual (por ser meramente reproductor, para poder engendrar a otros seres primitivos), estos abertzales asustan, amedrentan, atacan, amenazan, y gobiernan con mano de sangre los ayuntamientos de estas pequeñas localidades, en contra del gobierno establecido por las urnas.

Yo me pregunto cómo un gobierno regional o nacional permite que estas cosas ocurran. Cuando se trata de defender la democracia a nuestros políticos se les llenan las bocas de palabras hermosas, que no dejan de ser brindis al sol, viendo el escaso efecto que tienen en los reducidos cerebros de estos cabestros que atemorizan a sus vecinos. Siendo entonces que la seguridad ciudadana, sus derechos civiles, su autoridad democráticamente establecida y su vida misma están en auténtico peligro, ¿por qué no intervienen las fuerzas y cuerpos de seguridad de estado? ¿Qué temen, que les salgan a la calle con pancartas gritando "fascistas, fuera de aquí", y otros elogios similares? ¿Qué deberían defender nuestras fuerzas policiales si no es el estricto cumplimento de la legalidad vigente? ¿Acaso debemos aceptar que quien viola la ley debe quedar impune? ¿Sería un problema enviar, por ejemplo, destacamentos de la Guardia Civil que protegieran la zona, la vigilaran y pacificaran simplemente mostrando su presencia, para amedrentar a quien no quiera seguir las reglas de juego civiles existentes?

¡Ah, no! Eso sería autoritarismo. Falta de democracia. Los derechos fundamentales de cuatro mafiosos quedarían anulados y no podrían ejercer su derecho a extorsionar libremente. Y claro, estarían de por medio cosas como la invasión de competencias territoriales, la libertad de expresión -mediante cartas de extorsión, amenazas de bomba y similares-, volverían los fantasmas del pasado -quizá Franco se levantara de su tumba-, seríamos unos ocupacionistas, conquistadores, saqueadores, etc.

Sí, mejor si no hacemos nada. Total, yo esos pueblos no los pienso pisar en mi vida. Sería como ir a territorio talibán, como les ha pasado a los pobres surcoreanos esos que salen en los medios de comunicación.

¿Que por qué digo esto? Lean este enlace y lo sabrán.

http://www.interviu.es/default.asp?idpublicacio_PK=39&idioma=CAS&idnoticia_PK=43736&idseccio_PK=547&h=

4 comentarios:

Miss Peras dijo...

Muy oportuno tu comentario, Xixarro. Lo que debían hacer es renunciar al AVE por el País Vasco y que pase por Canfrán. ¿Por qué siempre gastar miles de millones de euros en inversiones para que se lucre una gentuza que nos odia?
Muy bonita tu imagen sobre los talibanes. Son la misma chusma.

Tío Pop dijo...

El ejercicio político en España se está convirtiendo en una fuente de enfrentamientos regionales sin sentido. La actuación de talibanes -ya sean proetarras vascos o catalanistas, gallegos y otros titiriteros- consigue que el enfrentamiento y el odio inter-regional sea cada vez más pronunciado.

Cada actuación de estos independentistas consigue pocos réditos políticos pero muchos y muy buenos resultados sociales. Un ejemplo: cada vez que el BNG pare una nueva iniciativa como la de pedir la anexión de El Bierzo, cambiar el huso horario en Galicia o pedir que se use el gallego para los epitafios de las lápidas en los cementerios, no consigue que esta, su iniciativa, salga adelante por estar en minoría en el parlamento gallego. Sin embargo el resto, es decir, la mayoría, rechaza semejantes payasadas. En el resto de España la reacción es muy similar a esta última, el rechazo y, por tanto, un paso más en el camino hacia la separación.

El común de los españoles está cansado de iniciativas separatistas, de bufonadas y de boicots nacionalistas. Esto hace que a cada nueva acción de estos grupos la sensación de repulsa hacia esa región -confundiéndose a las minorías con la totalidad- se incremente y la brecha sea poco a poco insalvable.

Es toda una estrategia que consigue minar, gota a gota, la idea de España. Muy pocos destruyen mucho.

Xixarro dijo...

Yo hablaba especialmente de la violencia física y psicológica que aplican, sin impedimentos, los batasunos en esas localidades y alrededores.

Pero de lo que no me cabe duda es que, tal y como dices, Tío Pop, los nacionalismos excluyentes buscan hurgar en la herida, para hacerla sangrar y que moleste. Son nacionalismos que buscan siempre el papel de víctima de un estado central que no quieren, que se les ha impuesto a la fuerza y les roba (utilizo sus argumentos, no hablo en sentido afirmativo). Hablan sin descaro y, mientras, algunos papanatas les hacen la coba, apoyando pactos o convenios y hablando de lo bien que va todo y lo bueno que es para toda España que tal o cual reciba ahora mil, dos mil, o tres mil millones más de euros, alcachofas, berenjenas o lo que sea que paguemos en impuestos.

No se molestan los partidos políticos que no son de esa ideología en burlarse de ellos, en ridiculizaros, tan fácil que lo tienen, mediante sólidos argumentos, que los hay: históricos, matemáticos, económicos, lógicos, etc. Alguien dirá que burlarse es poco educado, pero menos educado es insultarnos a los españoles llamándonos aprovechados, o inquisidores, o conquistadores, etc, como si les hubiéramos arrebatado algo.

Eso es lo que más me indigna. Por eso me quejo.

Butzer dijo...

Hasta que la gente del País Vasco o Cataluña no se de cuenta de la clase de dirigentes que tienen y no exijan responsabilidades, esto no cambiará.
Esta gente va contra este tipo de infraestructuras porque representan una via de conexión con al país del que se quieren separar. Así de simple.