A la vista de los acontecimientos, me pregunto quién sabe más de economía, si un ciudadano de a pie, o una serie de expertos inversores financieros, como los de Lehman Brothers, los cuales, y es gracioso, se atrevieron a pronosticar cómo sería el clima dentro de decenas de años, y no advirtieron su propia quiebra, a un año vista que estaban.
No advirtieron su propia quiebra, porque en defensa de sus propios intereses, no querrían advertir a sus clientes y al mundo en general, que su sistema se iba al garete. No necesito ahora fórmulas ni algoritmos que me digan que era imposible por su parte pronosticar su debacle, y la de todo el sistema financiero actual.
Sin embargo, la cosa se resume para mí muy fácilmente-y no me las quiero dar de experto en economía, que no lo soy y esto no es más que una opinión personal- : no se puede especular con bienes que no se pueden fabricar. No se puede especular con el petróleo, porque los yacimientos están muy localizados. No se puede especular con las materias primas, porque éstas se extraen de lugares muy específicos. No se puede especular con la energía, porque no se pueden instalar centrales nucleares, hidráulicas o de cualquier o tipo donde nos plazca. No se puede especular con el suelo, porque éste es limitado, es el que el planeta nos da y no se puede fabricar, y tampoco se puede construir sin ordenación urbanística.
Definitivamente, no se pude especular con nada, pues ocurren estas cosas.
Si alguien creía que el incremento exponencial del precio de la vivienda –y el suelo-, iba a poder prolongarse hasta el infinito y que el mercado iba a regular tal incremento de precios, estaba bien equivocado.
El sistema liberal-capitalista tiene un gran defecto. Bueno, tendrá muchos, pero yo califico de gran defecto uno que voy a explicar luego.
Existe la creencia popular de que el mercado, en un mercado libre, ajusta y marca las pautas y precios. Esto no es así. No es así porque existen empresarios que pactan precios y mercados. Total, lo que les importa es conducir su deportivo y vivir en su mansión. Si con el mínimo esfuerzo, obtiene una ganancia más que suficiente, no plantea aventurarse más allá. Un ejemplo: ¿alguien sabría explicarme por qué el Cholec no se vende en Cataluña y sí en la Comunidad Valenciana y el Cacaolat sí se vende en Cataluña y no en la Comunidad Valenciana? Y no diferentes marcas de un mismo fabricante. Son productos similares, de empresas diferentes.
De la gasolina, ni hablamos.
El gran defecto del sistema liberal-capitalista es creer que el empresario tiende a arriesgar su capital para obtener el máximo beneficio. El gran defecto del sistema liberal-capitalista es creer que las personas somos tarjetas de crédito, que compramos lo que nos apetece –siendo lo que nos apetece, lo que nos ofrece el mercado a mejor precio, da igual si hoy son botas de piel y mañana son judías; el caso es comprar a mejor precio y hacer bajar el precio de las botas, porque he decidido comprar judías-. El gran defecto del sistema capitalista es que cuando tienes dos hijos, o tres, o siete, y ves que les va a faltar comida, ropa, educación o sanidad, porque tienes que cambiar de trabajo para adaptarte a un sistema liberal, donde se mercadea con las personas al igual que con los folios que se usan en la oficina, y te tienes que marchar a 500 km de tu casa, y tus hijos deben dejar a sus amigos, tu mujer su trabajo, has de buscar nueva vivienda, alejarte de tus padres, de tu familia, de tus amigos, tú quieres que te consideren una persona, más allá de lo que tienes en tu cuenta bancaria, que los tiempos en que los poderosos –entonces eran los señores feudales y la Iglesia Católica, los Emperadores Romanos o los Tiranos Griegos, da igual- ordenaban a discreción nuestro modo de vida había desparecido con los tiempos que vivimos, donde ya no se mata a una persona por una ofensa, o donde no tienes que temer a los extraños que ves por la calle, ni expulsarlos a tiros o a golpes de azada, porque son vecinos de un pueblo próximo que están de paso y no vienen a saquearte.
En definitiva, creíamos estar en una sociedad civilizada, mucho más humanista que materialista.
¿Estoy haciendo un discurso pro-intervencionista? En absoluto.
Ojalá no se interviniera en los bancos que han causado todo este desastre. Pero si no se interviniera, ojalá no trajera esto hambre, miserias, muerte y enfermedad, que suelen venir parejas a la ruina económica de un país o de una sociedad. Los culpables, que son principalmente los empresarios y economistas que buscaron el oro fácil de El Dorado Urbanístico, deben pagar por ello. Y los políticos irresponsables, causantes de estos desaguisados, también.
En España, socialistas, populares, nacionalistas y otros, todos, han buscado su beneficio, bien sea electoral, o bien sea económico, obtenido éste último fraudulentamente, gracias al cargo que ocupaban. Alcaldes, presidentes de diputación, regionales, ministros, secretarios generales, directores... TODOS, de una u otra ideología, han participado de esta vorágine de dinero fácil. Todos la han disfrutado.
No sé si, como consecuencia de todo este desastre, nuestra descendencia podrá tener un lugar donde caerse muerto el día de mañana. Si podrá comprarse una vivienda, si podrá tener una vida normal, no sujeta a lo que dicte “el mercado”.
¿Y qué ha podido fallar en todo esto? Pues la codicia personal y la incapacidad de controlar las gestiones financieras en un mercado liberal, que precisamente por su nombre, es contrario a la intervención del estado, por lo que no se pueden controlar todos los movimientos, paso a paso, que realizan las entidades financieras, tal y como casi se podría hacer en un sistema dictatorial comunista.
¿Miento? Bueno, yo he visto en notarías cómo el dinero negro cambiaba de manos, justamente cuando el notario se ausentaba “casualmente” a por un café. ¿Hay control posible para esto?
Recuerdo, no sin una sonrisa, la de veces que he escuchado aquello de la “moderación salarial”, pero nunca escuché pedir “moderación en los precios del suelo o de la vivienda”. Qué tiempos.
¿Dónde me coloca esta sarta –un poco incoherente, lo reconozco- de “espumarajos verbales”? Pues debo decir que yo creo en un sistema capitalista, pero nunca exclusivamente liberal. Es que no existe un sistema perfecto, señores. Dejemos ya de idealizar. No existen los fluidos perfectos ni los sistemas económicos perfectos.
Pero podemos aprender de los errores. El primero de todos es evitar la especulación. El segundo es prescindir del petróleo y su prevalencia como sistema energético. ¿No lo pide el mercado? Pues arruinemos a las grandes empresas petroleras que no quieran invertir en nuevas tecnologías energéticas. Hagamos del combustible algo que se pueda fabricar y pongámoslo en el mercado, para que así exista de verdad un sistema liberal-capitalista que aplicar sobre él.
Y evitemos que gente que retiene estos bienes esenciales, juegue con el mercado dirigiéndolo a su antojo.
Y pongamos medios mejores de control de mercado y no esperemos a que ocurran estos desastres, que cuando nuestro sentido común ya nos advierte que algo va mal, es que algo va mal realmente, que para eso tenemos inteligencia.
Y pensemos también en cómo sobrevivir con otros ocho años más con Zapatero. Porque, señores, este ilustrado de presidente acaba de encontrar su nueva guerra de Irak: la culpa de todo lo que les pasa a los españoles es por causa del capitalismo salvaje de EE.UU. y de quienes fueron sus amigos, según ha descubierto el ilustre ZP. Y como la gente es fácil de amotinar, ya podéis prever lo que sucederá.
Ahora pensad en ello, porque creo que si no se aprovecha la coyuntura actual para hacer cambios –y no repitamos discursos, por favor-, todo este desastre no habrá servido para nada.